10 Sep ¿Divorcio o separación? Esto es lo que necesitas saber
El final se ve venir. La situación es insostenible y te planteas cómo poner fin a tu relación matrimonial. O bien, puede que sobre tu mesa estén los papeles del divorcio y pienses que aún hay solución. Si tienes que enfrentar una posible disolución de tu relación de pareja es necesario que antes de tomar una decisión tu cónyuge y tú os planteéis qué opción os conviene: ¿divorcio o separación? La diferencia es más grande de lo que puedes pensar.
Vamos a analizar por un lado los puntos en común que tienen el divorcio y la separación, y por otro las consecuencias que hacen que sean caminos muy distintos. El primero es un grupo mucho más amplio que el segundo, pero las conclusiones de este último son determinantes para el futuro.
En común: cese de convivencia, régimen económico y relación con los hijos.
El principal punto en común entre separación y divorcio es que ambas fórmulas implican el cese de la convivencia. Los cónyuges no pueden vivir bajo el mismo techo, y además se aplicará la revocación de los poderes y consentimientos otorgados el uno en el otro.
Por supuesto le hecho de no convivir implica muchas más cosas que configuran las características comunes y de separación y divorcio. En ambos casos el régimen económico queda diluido por lo que se procederá a liquidar los bienes y hacer un reparto, que vendrá determinado por la fórmula económica por la que se rigiese el matrimonio. Es cierto que en este punto hay pequeños matices entre divorcio y separación, pero los efectos son los mismos en ambos casos.
En el caso de que el régimen económico del matrimonio fuese el de bienes gananciales la división de las propiedades será más compleja, mientras que si se trata de separación de bienes las cuentas son más fáciles. En las dos situaciones lo recomendable es contar con un abogado especialista en Derecho de Familia para poder garantizar tus derechos. Hay que tener en cuenta que existen bienes privativos y bienes gananciales, por lo que cuando se haga el inventario hay que considerar cuáles son de uno y otro tipo para saber por dónde dirigir el reparto.
El tercer gran punto en común está relacionado con los hijos en común en una separación o un divorcio. No es ningún secreto que cuando se produce una ruptura matrimonial los descendientes son víctimas colaterales, y la Justicia trata de defenderlos porque son quienes más desprotegidos quedan, especialmente si son menores de edad.
Por ello, ambos cónyuges deben establecer el tipo de guarda y custodia, el régimen de visitas, la pensión alimenticia, la comunicación y estancia, y cualquier otro aspecto relacionado con el cuidado y atención de los menores. En el caso de que no exista un acuerdo entre las partes será el juez quien se encargue de organizar este apartado.
Hay que recordar que quien se encargue de la custodia será quien tenga derecho a ocupar la vivienda familiar, y será el otro cónyuge el obligado a marcharse. Si se trata de una custodia compartida caben muchas opciones porque es un régimen más flexible y que se adapta mejor a las necesidades de progenitores y descendientes.
Tanto en la separación como en el divorcio es necesario que toda la información y acuerdos queden reflejados en el convenio regulador que se debe presentar ante un juez para recibir su aprobación. Este es el documento clave y, aunque en el futuro se puede modificar, marca la pauta de cómo será la relación entre las partes a raíz de su ruptura, además de registrar el reparto económico y las pensiones compensatorias, si las hubiera.
Separación o divorcio: ¿de mutuo acuerdo o contencioso?
Algo que comparten también separación y divorcio es el hecho de cómo se llega hasta esa ruptura. Existen dos formas: de mutuo acuerdo o por vía judicial (también llamado contencioso).
Lo ideal, según indican los abogados especialistas, es realizarlo de mutuo acuerdo. No solo es más rápido sino también más barato, menos lesivo para las partes, y menos traumático si hay menores en común. De lo que se trata es de que los cónyuges tengan la capacidad para sentarse y hablar, acompañados de sus letrados, sobre las condiciones de la ruptura. Y poder llegar a un acuerdo, que presentarán ante el juzgado para que la autoridad lo aprueba.
En el caso de no llegar a ese entendimiento se acudirá a la vía contenciosa donde será un juez quien establezca todos los aspectos relacionados con la disolución o separación de ese matrimonio.
En ambos casos para poder solicitar la ruptura matrimonial se deben cumplir tres meses desde la celebración de ese matrimonio, salvo en casos extremos como son aquellos en los que se tema por la vida o la integridad física o moral del cónyuge que lo solicite o de los hijos e hijas en común.
La gran diferencia: punto final definitivo
Como dijimos, hay menos diferencias que puntos en común, pero las que hay son decisivas. La separación deja la puerta abierta a una posible reconciliación mientras que el divorcio supone una ruptura definitiva. Te explicamos cómo.
La separación no pone fin al matrimonio, y ambos cónyuges serán considerados marido y mujer. Separados, pero con ese vínculo activo, lo que implica que ninguno de ellos podrá volver a casarse, ni entre ellos ni con terceras personas. Una separación hace más fáciles los trámites, desde todos los puntos de vista (también el económico, ya que se volverá a crear la sociedad, aunque en régimen de separación de bienes salvo que se establezca lo contrario), para volver a estar juntos.
Eso no sucede con el divorcio. Aquí la disolución del matrimonio es total y ambas partes quedan libres para rehacer su vida con quien deseen. Incluso existe la posibilidad que esas dos personas decidan de nuevo volver a estar juntas, pero para formalizarlo tendrán que celebrar de nuevo matrimonio.
¿Qué dicen las cifras?
Si acudimos a los datos oficiales que recoge el Instituto Nacional de Estadística se puede comprobar que la mayor parte de rupturas matrimoniales en España se hacen a través del divorcio. Desde 2012, el último lustro, se han registrado en torno a 100.000 divorcios al año mientras que la cifra de separaciones es mucho menor, sobre las 5.000 al año.
Entre las creencias populares está la de que la separación es el paso previo hacia el divorcio. Lo que no es del todo cierto, aunque sí puede ser la opción ideal para parejas que no lo tienen del todo claro en un primer momento. De hecho, el número de divorcios en los que existía separación previa se sitúa en unos 9.000 al año.
Ahora que sabes en qué consiste la separación y el divorcio, cuáles son sus diferencias y sus similitudes, es momento de pensar qué es lo que más te conviene a ti, tu cónyuge y vuestros hijos si los hubiera.
Tomes la decisión que tomes es necesario contar con un abogado especialista que será la persona que te ayudará a llevar el proceso asegurando tus derechos, y también quien te puede asesorar sobre una u otra forma de llevar a cabo una ruptura matrimonial.